La gran mayoría de personas asume que necesita una solución en la fase última de su problema legal.
Es entonces cuando acude a la desesperada a un profesional del Derecho para el que normalmente el pleito es su principal fuente de ingresos.
Pero además, en este punto, el abogado ya solo tiene margen para construir una estrategia judicial reactiva y con elementos de relevancia jurídica que no ha podido valorar, modular o proponer previamente.
Por lo anterior, la anticipación legal debiera ser clave en cualquier tipo de relación profesional, empresarial o personal.
Porque estableciendo de forma proactiva, y cuanto antes, unas bases equilibradas y ajustadas a ley se promueve una convivencia sólida, consentida y beneficiosa entre las partes implicadas; lo que evita el conflicto.
Aunque la prevención jurídica, por otra parte, también puede reducir el impacto de la ruptura para los casos en los que no cabe más salida que la disolución de la relación y permite disponer con antelación estratégica de los elementos legales más adecuados cuando no haya más remedio que acudir a la vía judicial.